CARLOS VAZ FERREIRA
Conferencia:
Actualidad del Pensamiento Pedagógico de Carlos Vaz Ferreira
Mag. Raquel Rivero
Bottero1
Quinta Vaz Ferreira,
24 de septiembre de 2016
Como ya fuera
presentado en su biografía general, comenzaré directamente con lo que nos
convoca hoy a esta mesa redonda, permitiéndome primero algunas referencias ya
citadas respecto de su biografía, pero que se relacionan estrechamente con lo
que pretendo exponer. Carlos Vaz Ferreira fue un librepensador; tal vez sin
exagerar, el más grande filósofo que tuvo el Uruguay. Antes de recibirse como
abogado en 1903, ganó por concurso la Cátedra de Filosofía para la enseñanza
secundaria (terminología de época; hoy hablamos de educación media básica y
superior) que formaba parte de la Universidad de la República. Fue también
Consejero de Primaria como se dijo en la presentación y esto interesa
destacarse porque le permitió estar en estrecho contacto con el trabajo de los
maestros así como en los tribunales de concurso de los mismos, aspecto que
retomaré. Importa destacar también que fue rector por tres períodos y fue el
primer director de la Facultad de Humanidades y Ciencias, que responde a un
proyecto que él mismo presentara y por el cual luchó 30 años. Cuando finalmente
se aprobó su creación fue su primer director y luego decano de esa facultad. Un
breve apunte aquí: humanidades y ciencias en un mismo espacio académico. Esta
idea poderosa y tan actual de la interdisciplinariedad estaba en este gran
maestro hace 100 años. Por lo antes expresado respecto a su actividad conoció
de primera mano las modalidades de aprendizaje y enseñanza propias del
magisterio de su tiempo, así como las de la enseñanza secundaria y
universitarias por desempeñarse como docente en ambas. Esta fuerte presencia en
todo el sistema educativo le ofreció la posibilidad de reflexionar y proponer
aspectos de una enorme profundidad filosófica para pensar más y mejor la
formación de los maestros y de los docentes en general. No fue un filósofo a
puertas cerradas sino un hombre de acción, que presentó proyecto tras proyecto,
cada vez que le fue posible, en aras de mejorar la educación pública desde
primaria hasta la universidad durante toda su vida. Quisiera hacer referencia
en primer lugar al título del encuentro que nos convoca hoy que es “Actualidad
del pensamiento pedagógico de Vaz Ferreira”. Cuando pienso en actualidad pienso
en la vigencia que tiene su pensamiento. Vigencia es un vocablo que viene del
latín, vigere, y cuya raíz indoeuropea más antigua significa: “estar lleno de
vida” “tener mucho poder y vigor”. El pensamiento de Vaz Ferreira, por ser un
clásico (y como todos los clásicos) está lleno de vida, tiene mucho para
decirnos. Cuando uno lo lee, cuando se adentra en su pensamiento, siente que
puede dialogar con los problemas cotidianos, en este caso referidos a la
educación; que puede dialogar con los problemas que nos preocupan, con nuestros
desafíos, y también,claro, de acuerdo a
nuestros logros. Leyéndolo uno vuelve a formularse preguntas a partir de ese
fecundo pensamiento que nos dejó. Tal vez, su influencia más poderosa en el
pensamiento nacional ocurre desde su Cátedra Libre de Conferencias, que le
fuera otorgada honoríficamente por el parlamento en 1913 y que respondió a una
iniciativa de ex alumnos de Vaz Ferreira. Constituye la Cátedra Libre un
espacio que él construye desbordando el sistema educativo formal, un espacio
abierto al que asistían alumnos de la Universidad, pero también ex alumnos,
maestros, funcionarios, profesionales en general. Para este encuentro voy a
centrarme en una obra que es del año 1918 y que se titula “Lecciones sobre
Pedagogía y cuestiones de enseñanza”. Antes de abordar la obra seleccionada
para reflexionar hoy, quisiera volver sobre el concepto de vigencia dándome
ahora algunas libertades. Estoy consciente de que su producción tiene 100 años
y aún así quiero decir que resuena Vaz Ferreira en mí cuando leo filósofos
actuales que piensan la sociedad, la educación, la política. Nombraré algunos
de ellos sin que olvidemos que trabajan desde otros puntos de vista teóricos y
en nuestro tiempo. Uno de ellos es Hugo Zemelman, gran filósofo chileno que nos
dejara en 2013, quien en una obra del año 2011, “Los horizontes de la razón:
Uso crítico de la teoría”, plantea la interesante idea de liberarnos del
pensamiento parametral, de las teorías que ya están dadas por decirlo de alguna
forma, del determinismo teórico, para adentrarnos en el pensamiento categorial:
ensanchar el horizonte para pensar más. Vaz Ferreira en su obra “Lógica Viva”
de 1910 plantea su inquietud por trabajar en aras de que el ser humano piense
mejor. Toda esa obra es un esfuerzo por ayudar a otros a pensar mejor,
analizando los sofismas, falacias, silogismos, errores de falsa oposición en
los que caemos habitualmente. Y todo esto para gestar más humanidad. También
quiero nombrar a Franz Hinkelammert, otro gran filósofo que hace ya unos años
que estoy estudiando, de origen alemán pero quien elige como lugar de trabajo,
de producción y de vida a Costa Rica además de haber enseñando en distintos
lugares de Latinoamérica y que sigue trabajando hoy. En Hinkelammert tiene
lugar central la idea de utopía, aquello hacia lo que tendemos como un motor
que nos lleva a más y mejor humanidad. Vaz Ferreira plantea que es ridículo
detenerse en mejorar la marcha de las cosas porque uno no llegue al ideal. En
toda su obra plantea que hay que traccionar lo más posible hacia el ideal,
incluso cuando se refiere a los estudiantes. Y eso me recuerda que Vigotsky en
los años 30 está investigando en psicología la idea de “desarrollo próximo”.
Traccionar hacia el desarrollo de las funciones psicológicas superiores. Vaz
Ferreira dirá en la obra que trabajo aquí, que cada uno llegue hasta donde
pueda. Lejos estaba de la idea de superponer la psicología a la pedagogía,
problema de su época que criticaba y denominaba infantilismo pedagógico: la
falacia de “a cierta edad, presentar ciertos conocimientos”. Hay que llevar más
lejos al estudiante, confiar más en las posibilidades de lo que pueda quedar en
cada uno como fermento. Hay otros aspectos en Hinkelammert como el tratamiento
de la espiritualidad humana, que no tiene que ver con religiones positivas y
que también encontramos en la obra de Vaz Ferreira, en toda su obra: la
atención a la espiritualidad que tiene que ver con la condición humana. Es
más, propone que se
enseñen en la enseñanza secundaria todas las religiones, sencillamente porque
es bueno saber y saber más de todo lo que existe para poder elegir con libertad
y conocimiento. Como dijimos antes, es un librepensador y vaya si nos hace
falta hoy pensar libremente, decir nuestro pensamiento, discutir ideas sin
enemistarnos; sentirnos libres de plantear cómo estamos pensando, en este caso,
la educación, y que eso sea el motor que nos lleve a mejores condiciones
culturales en toda nuestra sociedad. Adentrándonos en la obra que cité y que es
el eje desde el cual voy a trabajar su vigencia, importa aclarar que es una
obra de varios tomos de los que voy a trabajar el primero. Podría definirse
esta obra como un complejo y sutil entramado de reflexiones epistemológicas,
sociales y pedagógicas. En Vaz Ferreira nunca se va a encontrar una división
entre pedagogía y filosofía, una fragmentación, un divorcio; en realidad eso lo
hemos hecho nosotros más adelante. No hay pedagogía sin filosofía, no puedo
pensar la educación si no pienso los fines de la educación, para qué educar.
Para qué humanidad. Pero también necesito pensar en los fines de la educación
en un tramo educativo, cualquiera de ellos; si pienso en los fines de la
educación media hoy (educación secundaria en su época), es insoslayable
filosofar en torno a para qué educamos, para que el individuo logre qué niveles
de reflexión, que posibilidades futuras aún cuando sean inciertas. Para qué
sociedad educamos es una reflexión insoslayable. En otro orden, es necesario
que pensemos que tal vez, nosotros, los que educamos hoy y debido al avance de
las ciencias, que es muy positivo, hemos también corrido ciertos riesgos que
todavía no superamos; los riesgos de fragmentar y trabajar muchas veces en
compartimientos estancos: eso nos hace quedar muchas veces en el cómo educar o
el cómo medir lo que enseñamos. Si bien son aspectos fundamentales, están
direccionados por los fines, esos que tantas veces olvidamos. Además de la
importante cuestión de que no todo puede medirse! Y eso no parece estar muy
claro hoy. Hablamos mucho de interdisciplinariedad pero la logramos mal; en el
discurso parece que todo vaya bien en ese sentido; en las prácticas, no. Si
estudiamos sus reflexiones epistemológicas en la obra citada, vemos como se
adentra en la profundidad de lo que es y cómo es el conocimiento humano. Él es
muy gráfico; sus libros son testimonios de sus conferencias, de sus clases, y
entonces parece que lo escucháramos explicar. Propone la idea de que pensemos
el conocimiento humano como un gran círculo. Y cuando hacemos el ejercicio de
pensar en un círculo lo pensamos con la línea llena. Entonces el gran maestro
dice inmediatamente, vamos a apenumbrar ese límite representado por la línea.
¿Qué es eso hoy? Bueno hoy se corresponde con el concepto epistemológico de
incertidumbre, con el hecho de que estamos cada día más conscientes de que el
avance de la ciencia no se detiene, y bueno, y tal vez podemos también decir,
en otro orden, que estamos más conscientes de que no siempre son avances
positivos para la humanidad. Pero, además, plantea que no podemos conocerlo
todo, no podemos abarcar todo el conocimiento que está en crecimiento
constante, por lo tanto se van generando las “especializaciones”. Y entonces
ese círculo va a ser dividido desde el centro hacia afuera como en triángulos.
Otra vez los imaginamos con líneas llenas desde el centro a la circunferencia:
cada uno es una especialización. Pero enseguida el filósofo y maestro plantea
que pensemos en radiaciones, que son las relaciones entre esos sectores de
especialización: la especialización en química tiene que ver con otras
especializaciones; la matemática tiene relación con la física y ambas con la
historia como momento que las hace posibles, etc. Por lo tanto siempre está
volviendo a esto de las relaciones, porque las divisiones rígidas son
construcciones humanas imperfectas, que sirven mucho para comprender el
fenómeno del conocimiento en cada disciplina, pero nosotros actualmente
perdemos mucho la noción de totalidad que él no pierde en ningún momento.
Trabaja el conocimiento, y al mismo tiempo, el estudiante de educación
secundaria que es el tema que está abordando en esta obra y al mismo tiempo la
formación del profesor así como la sociedad en la cual se forma, todo ello en
una totalidad filosófica que tiene una fluidez impresionante. Desde el punto de
vista social su obra constituye una defensa apasionada; siempre digo a mis
estudiantes que todo autor escribe a favor de algo y contra algo. Y en esta
obra, pero en realidad durante toda su vida, defiende la necesidad de que los
seres humanos podamos acceder a una cultura general muy amplia, previa a la
especialización. Enfatizo, que todos podamos acceder a la cultura general, lo
más general que se pueda: no porque alguien sea especialista va a dejar de ser
hombre, plantea, y el propio especialista será mejor en su terreno si posee una
amplia cultura (No hago citas textuales pero me atengo mucho a su modo de
expresar las cosas). La especialización es necesaria pero no alcanza: si está
sola perdemos al hombre dice con claridad y preocupación. Toda esta reflexión
epistemológica, social y pedagógica está atravesada por su inquietud acerca de
los fines de la educación secundaria, que él considera que son dos pero que se
lleva adelante solamente uno de ellos. La educación secundaria entonces tiene
dos fines: el fin reglado y el fin fermental. El primero atiende a la
disciplina. Si soy profesor de química debo enseñarla: la forma de constituirse
esa disciplina, su método, su objeto de estudio, los debates al interior de la
misma, los modelos teóricos, y formar en el alumno el rigor, la precisión, el
método. Pero ese no puede ser el único fin de la enseñanza secundaria. Debe
haber también un fin fermental que lleve a lo parcialmente inteligible, que
ofrezca al estudiante más para pensar y aquí está su denodada lucha contra una
reforma de época, la reforma de 1908, que critica porque, en primer lugar no
viene a resolver ningún problema porque no hay problema en Uruguay en educación
secundaria! Y, en segundo lugar, porque es una copia de algo que se está
haciendo en España en ese momento y que él reconoce que sería bueno para España
y su contexto, pero insiste en que la educación secundaria estaba bien resuelta
aquí con sus 6 años, con un ciclo de 6 años indiviso, que a nadie se le ocurría
pensar en tramos: 6 años de educación de cultura general para todos. Argumenta
que el gran médico, el gran abogado, es aquel que tiene una visión más amplia,
más allá de su especialidad y propone filosofía para los futuros médicos.
Plantea que quien está en contacto con la
situación límite de la muerte, necesita la filosofía; pero también propone la
formación en ciencias en los laboratorios para quienes se desempeñarán como
abogados porque ya no tendrán esa posibilidad, de estar en contacto directo con
un tipo de ciencia que no hace a su labor pero que forma al hombre y le ofrece
más posibilidad de comprensión de los asuntos humanos. Cuando se refiere al
gran profesor afirma que no es el especialista encerrado en su vidriera, sino
el sabio que tiene vistas (forma de expresión my común en nuestro autor) de
otros aspectos, amplios aspectos culturales. Cuando piensa en el estudiante, en
quien recibe esa formación secundaria y está pensando en el mal que ha hecho esa
reforma, llega a decir con la pasión que lo caracterizaba: es una catástrofe
nacional o algo por el estilo, no es cita textual. Esta reforma, dice,
significa un retroceso para el país. Brevemente describo que la reforma
planteaba 3 años de cultura general y 3 años de especialización. Él lucha
denodadamente contra ella y logra apoyos para atemperarla quedando en 4 años de
cultura general y dos años de preparatorios: estos últimos preparan para la
especialización que uno va seguir. Se pregunta entonces qué es preparar. Pone
ejemplos muy concretos como el del caballo de carrera y plantea: si quiero
tener un caballo que corra bien, seguramente no voy a hacerlo correr solamente
porque lo arruino. Qué se hace entonces. Se le ofrecen las mejores pasturas, el
agua más pura, los cuidados de cepillado, muchas cosas que no tengan directa
relación con el propósito específico de formación. Cuando propone ideas para la
educación secundaria piensa que no puede haber solo programas para ser
examinados, por ejemplo; no todo puede ser examinado, no es bueno que lo sea.
Propone cuestiones a trabajar que no sean controladas. Nosotros hoy hemos
fragmentado mucho la cuestión de la pedagogía, en didáctica, en evaluación, y
en realidad las críticas de Vaz Ferreira a la pedagogía se refieren siempre al
cómo se hacen las cosas y está pensando la formación docente cuando alerta
respecto a una pedagogía que hoy llamaríamos didáctica, que da demasiadas
instrucciones y forma a todos los profesores de la misma manera. Él dice que
eso es un gran peligro, que los profesores deben ser distintos porque los
estudiantes de educación secundaria necesitan distintos estilos y modos, de
participar durante su educación. El aspecto fermental de la enseñanza lo
vincula mucho a esto que trabaja ya en 1810 en “Lógica Viva” como graduar la
creencia, enseñar también y muy bien aquello que no sabemos bien, explicitando
esa situación de, hoy diríamos, “incertidumbre”; no endiosar a la razón. Se
refiere tanto a lo afectivo como a lo intelectual en el estudiante y llega a
decir que comienzan su enseñanza secundaria siendo casi niños y la terminan
siendo casi hombres sino hombres. Es un período extenso que él caracteriza de
una manera muy profunda, muy aguda, como es característico de toda su obra. Y
dice (no es textual): quien ha estado en un aula con estudiantes de secundaria
avanzada, los preparatorios, percibe la eclosión de las almas, la explosión de
los cerebros, es cuando los jóvenes piensan por sí mismos, más allá de los
límites enmurados de los programas. Sienten, piensan y debaten por sí mismos.
Hay una frase de Vaz Ferreira que me impacta y es , que el espíritu del alumno
no termine en un muro.
Yo creo que nosotros hoy, más que nunca tal
vez, tenemos que pensar en la educación media, que seguramente es el tramo de
educación que más preocupa a la gran mayoría sino a todos los uruguayos.
Tenemos un problema grande en la educación media básica y superior por la
desafiliación que está ocurriendo. Desafiliarse, cortar la filiación, tiene que
ver con salirse del amparo. Por lo tanto los alumnos no están sintiendo ese
espacio institucional como un lugar de amparo, que es lo que necesitan también
en ese período de la vida. Digamos, la escuela no puede hacerlo todo, ya lo
dijo Varela. La escuela deja un vacío decía Varela. Ese vacío debe ser parte de
la tarea educadora de las familias y de la sociedad. Hay una frase que alguien
dijo alguna vez que para educar a un niño se necesita una tribu. Bueno está
fallando la tribu, antes y después de la educación formal. Pero además su
pasión como educador, como filósofo (y bueno eso es un todo, eso es una
totalidad en su obra), apunta a pensar mejor, (pensar más, dice Zemelman en
nuestro tiempo). Ofrece como gran maestro que es, herramientas para el
individuo y para la vida, para la mayor humanidad posible, digámoslo otra vez.
Yo no sé si ustedes han pensado, (estoy pensando esto ahora) en que a veces nos
mareamos mucho con las tecnologías de la información y la comunicación, las
computadoras, internet, que son una maravilla, sin duda, uno accede a lo que
quiere; pero si tiene la llave. Esto me hace acordar mucho a la obra de Umberto
Eco “El nombre de la rosa” en donde aparece esta metáfora de que para ingresar
a la biblioteca y llegar a los tesoros de la misma uno tiene que tener la
llave, pero no es una sola, porque cuando uno ingresa se encuentra con una
enormidad de obstáculos que le impiden llegar al tesoro, a los libros, al
conocimiento, a la cultura, a un tipo de cultura superior que no niega ni Paulo
Freire! Paulo Freire se enseña mal. Paulo Freire plantea partir de los temas
generadores, es decir, de lo que las personas saben pero también plantea la
relación dialéctica con los temas bisagra: la cultura más desarrollada en la
academia. Ni Dermeval Saviani se pone en contra de la cultura académica!, al
contrario! Pero para terminar con esto que recordaba de la novela de Eco, uno
puede llegar al tesoro, digamos a los libros, y las páginas están envenenadas.
Entonces uno gira las páginas y muere antes de llegar al saber, por llamarlo de
alguna manera. Parece que es peligroso que todos lleguen a la cultura más
elaborada a la que llegó su tiempo. La acumulación del saber, la producción de
la humanidad, la cultura, es un tesoro al que todos tenemos derecho. Yo
recuerdo un debate que tuve con un doctor en educación que vino a dictar un
curso aquí y que se reía del concepto de cultura académica, pero claro ya tenía
el doctorado. Entonces bueno, Vaz Ferreira habla en algún momento de la ilusión
de los que ya saben, como que se pierde un poco la perspectiva de que la
enseñanza es importante y que la educación es un derecho. Quiero precisar algo
con respecto a eso. El hace durísimas críticas contra una formación mediocre de
los docentes; participa en tribunales de concursos de maestros como les decía y
lo alarma la idea de que todos hagan lo mismo, de que tengan instrucciones tan
esquemáticas y dice, parece que dejaran de pensar. Se pierde hasta el sentido
común en ese tipo de formación y propone para los maestros y profesores una
facultad de pedagogía y ciencias afines. No lo que tenemos hoy, (es parte de un
gran debate lo que voy a decir), lo que tenemos hoy es la facultad de
humanidades y ciencias de la educación. Las ciencias de la educación no
existen. Yo tengo ese título; lo que existen son las ciencias y la educación es
una práctica como es la política. La política es estudiada por la ciencia
política. La educación es una práctica estudiada por la pedagogía y muchas
ciencias afines. Ojalá logremos esa formación que no baja el horizonte sino que
apela a más educación y que tengamos esa formación que haga sentir a maestros y
profesores que una vez que uno empieza a estudiar no termina. Va a seguir
siempre estudiando porque es necesario, imprescindible para su tarea.
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