DOSSIER
Un acercamiento a la contribución de
Carlos Vaz Ferreira a la Pedagogía en Uruguay en las primeras décadas del
siglo XX
Estela Davyt Negrin
(UDELAR / CFE-ANEP)1
esteladavyt@gmail.com
esteladavyt@gmail.com
1 Seminario Historia de la
Formación Docente. Institutos Normales "María Stagnero de Munar" y
"Joaquín R. Sánchez" de Montevideo. CFE - ANEP, Uruguay. Centros de
Formación Docente (CFE-ANEP). Maestría en Enseñanza Universitaria.
Resumen
A comienzos del siglo XX en Uruguay se
operaron importantes cambios vinculados al proceso modernizador que se había
iniciado en el último cuarto del siglo anterior. La educación escolar, producto
de la Reforma iniciada en 1877 no fue una excepción. Las concepciones
pedagógicas que habían sido sustento de la actividad educativa en el siglo XIX
sufrieron cuestionamientos que llegaron a modificar las prácticas educativas a
futuro. Un ejemplo lo constituye la actuación político pedagógica de Carlos Vaz
Ferreira quien, entre 1900 y 1915, procuró introducir modificaciones a la
práctica escolar fuertemente estructurada en función de la Pedagogía de
Francisco Berra desde los comienzos de la Reforma. En este trabajo me propongo
un acercamiento a las ideas pedagógicas del autor. Ello implica hacer visible
el contraste entre sus ideas y la Pedagogía cuestionada, mostrar la coherencia
entre su pensamiento y acción y rescatar su vigencia.
Palabras clave: Vaz Ferreira;
Pedagogía; Práctica educativa.
Resumo
No início do século XX, no Uruguai
aconteceram mudanças importantes ligadas ao processo de modernização que
começou no último quarto do século anterior. A educação escolar, produto da
Reforma, que começou em 1877 não foi excepção. As concepções pedagógicas que
tinham sido sustentar a atividade educacional no século XIX sofreram questões
que vieram para mudar as práticas educativas no futuro. Um exemplo é a ação
política pedagógica de Carlos Vaz Ferreira que entre 1900 e 1915 procurou
alterações à prática escolar altamente estruturado com base na Pedagogia de
Francisco Berra desde o início da Reforma. Neste artigo proponho uma abordagem
para as idéias educacionais do autor. Trata-se de tornar visível o contraste
entre suas idéias e a Pedagogia questionada, demonstrar a coerência entre o seu
pensamento e ação e salvar a validade.
Palavras-chave: Vaz Ferreira; Ensino;
Prática de ensino; Erro; Pensar.
Introducción
El periodo que va desde 1900 a 1915, en
el cual Carlos Vaz Ferreira (1872-1958) produjo la obra que se analiza en este
trabajo, estuvo signado en el Uruguay por una serie de cambios que marcaron el
fin de una etapa en el proceso de modernización del país. La elección de José
Batlle y Ordóñez como presidente de la República en 1903, y su victoria sobre
el alzamiento del caudillo Aparicio Saravia en 1904, dieron inicio a una nueva
etapa en la cual las instituciones democráticas se fortalecieron y se consolidó
la paz civil. Poco antes de asumir la presidencia, Batlle expresaba:
“Transformemos las batallas campales libradas por los partidos tradicionales
para conquistar el poder, en pacíficas luchas comiciales y habremos realizado
la obra del presente.” (Batlle, 1969: 9). Continuaba la inmigración, orientada
hacia el trabajo en las nuevas industrias que se desarrollaban en un marco de
legalidad que progresivamente tendía a defender a los sectores más débiles. Al
mismo tiempo aumentaban las demandas obreras en relación con su creciente
organización. El Estado fue asumiendo funciones en diversos sectores sociales y
productivos, lo cual requirió de un aumento de su funcionariado. Entre estos
sectores en desarrollo se destaca el de la enseñanza. En él, el proceso
secularizador tuvo un hito con la aprobación, en 1909, de la ley que prohibía
la enseñanza y las prácticas religiosas en las escuelas del Estado1.
En el aspecto cultural, la producción intelectual tuvo destacados exponentes
que conformaron la llamada Generación del 900, entre los cuales se encuentra
Carlos Vaz Ferreira.
La influencia de Carlos Vaz Ferreira y su innegable aporte a la educación en el país, se manifestó desde su ingreso a la Universidad de la República como profesor de Filosofía de Preparatorios en 1897. Pocos años después se incorporaría como vocal a la Dirección de Instrucción Pública, organismo encargado de administrar la educación primaria pública en el Uruguay, cargo que desempeñó entre 1900 y 1915, simultáneamente a su actuación en la Universidad. Para una mejor comprensión de las ideas que se expondrán sobre este autor, ubicamos las tendencias intelectuales, especialmente las filosóficas, predominantes en el período inicial del proceso de modernización. En él, la organización de la educación escolar fue un pilar fundamental. Durante el último cuarto del siglo XIX y los primeros años del siglo XX, la educación en todos sus niveles estuvo condicionada por la escuela positivista: por la influencia de sus primeros defensores, por el predominio que llegó a tener en numerosos medios –incluyendo la escuela y la Universidad-, y finalmente por las luchas que determinaron su decadencia como escuela hegemónica en los cursos universitarios. En esta última etapa se inserta la labor educativa de Vaz Ferreira en base a ideas que plasmará luego en la producción de un pensamiento pedagógico y filosófico original. En la literatura pedagógica de la época, el concepto de pedagogía incluye a la didáctica con un acentuado componente metodológico. La educación escolar se basaba en la instrucción, como expresaba el nombre de la institución que la administraba desde 1877: Dirección de Instrucción Pública.2 Educar a través de la instrucción implicaba el cumplimiento de un orden siguiendo pasos y reglas. El aspecto de la obra de Vaz Ferreira que centra la atención de este trabajo tiene que ver con el modo de entender tales procesos y normas. En 1918, se creó en Uruguay el Consejo Nacional de Enseñanza Primaria y Normal, que funcionó hasta 1971 como ente autónomo. La prédica de Vaz Ferreira fue un componente nacional que contribuyó al desarrollo de la corriente de pensamiento en torno a la educación que propició la sustitución del concepto de instrucción por el de enseñanza. Las obras producidas durante su actuación en la Dirección de Instrucción Pública, y de las que nos ocuparemos aquí, estuvieron dirigidas, aunque no de manera excluyente, a las maestras y maestros del nivel primario. A través del dictado de conferencias, Vaz Ferreira no pretendió difundir una nueva doctrina sino provocar una nueva manera de pensar, y de pensar la práctica escolar específicamente. Los hábitos de pensamiento a los que se enfrentaba habían sido estructurados por las políticas aplicadas a partir de la reforma escolar llevada a cabo desde 1877, durante la dictadura del coronel Lorenzo Latorre.
A comienzos de la década de 1870, la necesidad de una reforma escolar de esa envergadura era sentida por muchos sectores de la sociedad. En 1868, bajo el influjo de las ideas y la iniciativa de José Pedro Varela (1845-1879), se fundó la Sociedad de Amigos de la Educación Popular (en adelante, SAEP), institución de carácter privado que, sin embargo, tuvo gran influencia en las decisiones adoptadas en materia de política educativa nacional. La figura de Francisco Berra (1844-1906), de nacionalidad argentina, cobraba notoriedad en virtud de su actuación en la SAEP. Según Coll Cárdenas, Berra planteaba que “la educación por un lado, y la contención por medio de leyes coercitivas, eran dos grandes modificadores de la conducta humana” (2009: 44).
El autor señala que, durante esos años, a raíz de un trabajo encargado por el gobierno uruguayo, Berra redactó un Reglamento General de Escuelas, el cual sirvió de base para el Decreto-Ley de Educación Común de 1877. A pesar de algunas diferencias doctrinarias, una vez en el cargo de Inspector General, Varela convocó a Berra para integrarse formalmente a la reforma, invitación que éste no aceptó por razones de orden político (Coll Cárdenas, 2009: 44). La reforma escolar debía introducir en la sociedad cambios de tipo civilizatorio para lo cual la cultura predominante era un obstáculo. Berra postulaba la necesidad de una pedagogía de corte científico y de acuerdo con ella elaboró los métodos que debían seguir los maestros. No sin recibir críticas, su obra fue reconocida por la intelectualidad rioplatense y también europea, especialmente durante el periodo de apogeo de la escuela positivista (cfr. Coll Cárdenas, 2009). Las reglas de enseñanza expuestas por Berra en diferentes trabajos muestran la influencia de la pedagogía de Herbart, su concepción psicológica y su didáctica. Al mismo tiempo, constituyen un esfuerzo por sistematizar el conocimiento sobre el ser humano que aportaban diversas disciplinas, especialmente la Psicología. La intención explícita de condicionar la pedagogía estrictamente a los aportes de las ciencias dio a su metodología un carácter sumamente rígido. Es a las consecuencias de la prédica de esta pedagogía que Vaz Ferreira se enfrentará desde la Dirección de Instrucción Pública. Dentro de otra atmósfera cultural y política que no abandonada aquél espíritu modernizador, Ferreira propondrá un análisis de los fundamentos de las prácticas escolares procurando sustituir la adhesión incondicional a las reglas absolutas, por la aplicación de criterios para adecuar su uso a cada circunstancia. En el presente artículo me propongo exponer algunas ideas con las que Carlos Vaz Ferreira influyó en la educación uruguaya a través de la actividad político pedagógico filosófica llevada adelante durante los primeros tres lustros del siglo XX.
La influencia de Carlos Vaz Ferreira y su innegable aporte a la educación en el país, se manifestó desde su ingreso a la Universidad de la República como profesor de Filosofía de Preparatorios en 1897. Pocos años después se incorporaría como vocal a la Dirección de Instrucción Pública, organismo encargado de administrar la educación primaria pública en el Uruguay, cargo que desempeñó entre 1900 y 1915, simultáneamente a su actuación en la Universidad. Para una mejor comprensión de las ideas que se expondrán sobre este autor, ubicamos las tendencias intelectuales, especialmente las filosóficas, predominantes en el período inicial del proceso de modernización. En él, la organización de la educación escolar fue un pilar fundamental. Durante el último cuarto del siglo XIX y los primeros años del siglo XX, la educación en todos sus niveles estuvo condicionada por la escuela positivista: por la influencia de sus primeros defensores, por el predominio que llegó a tener en numerosos medios –incluyendo la escuela y la Universidad-, y finalmente por las luchas que determinaron su decadencia como escuela hegemónica en los cursos universitarios. En esta última etapa se inserta la labor educativa de Vaz Ferreira en base a ideas que plasmará luego en la producción de un pensamiento pedagógico y filosófico original. En la literatura pedagógica de la época, el concepto de pedagogía incluye a la didáctica con un acentuado componente metodológico. La educación escolar se basaba en la instrucción, como expresaba el nombre de la institución que la administraba desde 1877: Dirección de Instrucción Pública.2 Educar a través de la instrucción implicaba el cumplimiento de un orden siguiendo pasos y reglas. El aspecto de la obra de Vaz Ferreira que centra la atención de este trabajo tiene que ver con el modo de entender tales procesos y normas. En 1918, se creó en Uruguay el Consejo Nacional de Enseñanza Primaria y Normal, que funcionó hasta 1971 como ente autónomo. La prédica de Vaz Ferreira fue un componente nacional que contribuyó al desarrollo de la corriente de pensamiento en torno a la educación que propició la sustitución del concepto de instrucción por el de enseñanza. Las obras producidas durante su actuación en la Dirección de Instrucción Pública, y de las que nos ocuparemos aquí, estuvieron dirigidas, aunque no de manera excluyente, a las maestras y maestros del nivel primario. A través del dictado de conferencias, Vaz Ferreira no pretendió difundir una nueva doctrina sino provocar una nueva manera de pensar, y de pensar la práctica escolar específicamente. Los hábitos de pensamiento a los que se enfrentaba habían sido estructurados por las políticas aplicadas a partir de la reforma escolar llevada a cabo desde 1877, durante la dictadura del coronel Lorenzo Latorre.
A comienzos de la década de 1870, la necesidad de una reforma escolar de esa envergadura era sentida por muchos sectores de la sociedad. En 1868, bajo el influjo de las ideas y la iniciativa de José Pedro Varela (1845-1879), se fundó la Sociedad de Amigos de la Educación Popular (en adelante, SAEP), institución de carácter privado que, sin embargo, tuvo gran influencia en las decisiones adoptadas en materia de política educativa nacional. La figura de Francisco Berra (1844-1906), de nacionalidad argentina, cobraba notoriedad en virtud de su actuación en la SAEP. Según Coll Cárdenas, Berra planteaba que “la educación por un lado, y la contención por medio de leyes coercitivas, eran dos grandes modificadores de la conducta humana” (2009: 44).
El autor señala que, durante esos años, a raíz de un trabajo encargado por el gobierno uruguayo, Berra redactó un Reglamento General de Escuelas, el cual sirvió de base para el Decreto-Ley de Educación Común de 1877. A pesar de algunas diferencias doctrinarias, una vez en el cargo de Inspector General, Varela convocó a Berra para integrarse formalmente a la reforma, invitación que éste no aceptó por razones de orden político (Coll Cárdenas, 2009: 44). La reforma escolar debía introducir en la sociedad cambios de tipo civilizatorio para lo cual la cultura predominante era un obstáculo. Berra postulaba la necesidad de una pedagogía de corte científico y de acuerdo con ella elaboró los métodos que debían seguir los maestros. No sin recibir críticas, su obra fue reconocida por la intelectualidad rioplatense y también europea, especialmente durante el periodo de apogeo de la escuela positivista (cfr. Coll Cárdenas, 2009). Las reglas de enseñanza expuestas por Berra en diferentes trabajos muestran la influencia de la pedagogía de Herbart, su concepción psicológica y su didáctica. Al mismo tiempo, constituyen un esfuerzo por sistematizar el conocimiento sobre el ser humano que aportaban diversas disciplinas, especialmente la Psicología. La intención explícita de condicionar la pedagogía estrictamente a los aportes de las ciencias dio a su metodología un carácter sumamente rígido. Es a las consecuencias de la prédica de esta pedagogía que Vaz Ferreira se enfrentará desde la Dirección de Instrucción Pública. Dentro de otra atmósfera cultural y política que no abandonada aquél espíritu modernizador, Ferreira propondrá un análisis de los fundamentos de las prácticas escolares procurando sustituir la adhesión incondicional a las reglas absolutas, por la aplicación de criterios para adecuar su uso a cada circunstancia. En el presente artículo me propongo exponer algunas ideas con las que Carlos Vaz Ferreira influyó en la educación uruguaya a través de la actividad político pedagógico filosófica llevada adelante durante los primeros tres lustros del siglo XX.
Notas sobre la
pedagogía de Berra
Como aporte a los cursos normales que
dictaba la SAEP, Berra fue elaborando lo que llamó Apuntes para un
curso de Pedagogía, obra publicada en 1878 y que fue perfeccionando con el
tiempo. De acuerdo con Coll Cárdenas, “los apuntes incorporaron en sus
lecciones, principios de fisiología, higiene y psicología, que dieron un vuelco
significativo en el enfoque pedagógico” (2009: 45). Más adelante, su
pensamiento pedagógico quedó plasmado también en el Proyecto de organización de
la sección de estudios del Ateneo del Uruguay, el cual le había sido solicitado
en 1880 para organizar los cursos secundarios que brindaba dicha institución3.
Asimismo, sobre su obra también se fundamentó la Pedagogía que se enseñó en las
primeras instituciones de formación docente oficiales de la reforma: El
Internato Normal de Señoritas (1882) y el Internato Normal de Varones (1891).
Según él, la modificación de la conducta humana se da por la educación y por la imposición de normas; en el proyecto para el Ateneo se extiende, luego de una larga e interesante fundamentación, tanto en las reglas de la enseñanza como en la disciplina. Con relación a las reglas de enseñanza, Berra asignaba la misma importancia a aplicar una metodología científica tanto en la enseñanza primaria como en la secundaria y superior. Este pedagogo sostenía que:
Según él, la modificación de la conducta humana se da por la educación y por la imposición de normas; en el proyecto para el Ateneo se extiende, luego de una larga e interesante fundamentación, tanto en las reglas de la enseñanza como en la disciplina. Con relación a las reglas de enseñanza, Berra asignaba la misma importancia a aplicar una metodología científica tanto en la enseñanza primaria como en la secundaria y superior. Este pedagogo sostenía que:
El niño, el joven, el hombre de edad
madura, el anciano, adquieren nociones dadas con facultades propias y
exclusivamente dispuestas para cada clase de nociones, las cuales son las mismas
en todas las edades de la persona. Esas facultades no proceden
desordenadamente: cada una está regida por las leyes particulares que se
perpetúan en el individuo desde que nace hasta que muere, así como en la
especie, por cuyo motivo son permanentes y universales. Sea cual sea la edad,
es imposible conocer, si esas leyes no se observan; observarlas importa
asegurar el éxito de la enseñanza, y al contrario. El método no es otra cosa
que la ley según la cual se adquieren los conocimientos; luego, tan indispensable
es el buen método en los estudios más elevados, como en los más elementales.
(citado en Palomeque, 2012: 367-368).
Con relación a la disciplina expresaba:
Este interés de moralizar, que sugiere
la mayor parte de mis pensamientos, me ha inducido a tratar con especial
cuidado el Título VI del Proyecto, dedicado exclusivamente a la disciplina. […]
Enumero en seguida los actos ilícitos y los actos nulos que he podido prever
[…]; en una palabra: doy forma a un pequeño código penal-administrativo, en que
someto a todas las personas […]. He hecho cuanto he podido por asegurar el
orden y la justicia. (op. cit.: 383-384).
Respecto a las reglas de enseñanza
propiamente dichas, señalamos dos que Vaz Ferreira analiza en sus trabajos:
Art. 30. No hay más que un modo de
enseñar bien cada clase de conocimientos. No enseñar de ese modo, es enseñar
mal. Por tanto se declara que a juicio del Ateneo la buena enseñanza consiste
en adaptar todos los procedimientos del profesor y del alumno a las leyes
naturales de las aptitudes cognoscitivas del que estudia, y se prohíbe el
empleo de métodos contrarios a esas leyes, en las clases regulares. Art. 34.
Nunca se enseñe antes lo que la naturaleza mental exige que se enseñe después.
[…] El profesor debe tener un gran dominio de sí mismo para no precipitar la
enseñanza en obsequio de un éxito pronto. Guárdese de anticipar opiniones;
espere a que el discípulo las forme como natural consecuencia de las ideas que
vaya adquiriendo. No pase el alumno del estudio de un objeto al de otro, sin conocerlo
perfectamente, ni use el maestro nombres o voces técnicas que corresponden a
ideas que aún no tienen los alumnos. (op. cit.: 411)
Con la aplicación de éstas y de otras
reglas que, según el autor surgían de leyes científicas de indiscutible valor,
la tarea de las instituciones educativas para la normalización de la sociedad
en los valores de la cultura moderna debería verse coronada con el éxito. No
obstante, la prédica de Berra tuvo sus opositores, entre ellos, José Pedro
Varela y Emilio Romero, ambos destacados exponentes en la lucha por la
educación popular. Coll Cárdenas nos dice que “este último le exponía a Berra
que lo que se enseñaba no era pedagogía […] pedagogía i psicología son ciencias
diferentes, i Ud. es profesor de la primera, no de la segunda” (Coll Cárdenas,
2009: 45). Esta crítica anticipa la que más adelante realizaría Vaz Ferreira
cuando en sus conferencias argumente en contra de superponer la pedagogía a la
psicología.
Notas sobre las
reflexiones pedagógicas de Vaz Ferreira y su aporte a la educación en el Uruguay
La obra de Vaz Ferreira abarcó la
práctica de la enseñanza, la conducción política y la producción filosófica y
de conocimiento en educación, vinculando directa o indirectamente todos los
niveles escolares, desde la educación primaria hasta la educación superior. Fue
Profesor de Filosofía de Preparatorios entre 1897 y 1922 y Decano de esta
sección universitaria entre 1904 y 1906. A partir de 1913 fue Maestro de
Conferencias de la Universidad. En 1903 se graduó como abogado. Luego de
ejercer como Profesor de Filosofía del Derecho, fue Rector de la Universidad
por tres periodos entre 1929 y 1943. En 1946 se creó, a partir de un proyecto
suyo, la Facultad de Humanidades y Ciencias, de la cual fue primero Director y
luego Decano, cargo que desempeñaba al momento de su muerte (Vaz Ferreira,
1963a). En el período al que nos referiremos desarrolló su actividad político
pedagógica en la Dirección de Instrucción Pública. Visitó escuelas, integró
mesas de exámenes y dictó conferencias para maestros y profesores. Ardao señala
este período como aquel donde “lo que produjo más de personal y creador en el
campo estricto de la filosofía”4 (Ardao,
1999). Según Ardao, la posición de Vaz Ferreira en el campo del conocimiento
fue la de un positivista emancipado. No rechazó el positivismo, pero se alejó
de sus dogmas y sus fórmulas. El mal positivismo está, según Vaz Ferreira, en
la limitación sistemática del
conocimiento humano a la sola ciencia: prohibición de salir de sus límites
cerrados; prohibir al espíritu humano la especulación, la meditación, y el
psiqueo5 afectivo,
a propósito de problemas ajenos a lo mensurable, a lo accesible a los sentidos.
Entonces, el positivismo, así entendido, es doctrina o tendencia en sí misma
inferior, y funesta en sus efectos. (Ardao, 1999: 1).
Sin embargo,
Si por positivismo se entiende no tomar
por ciertos sino los hechos comprobados como tales; […] si por positivismo se
entiende, todavía, saber distinguir, discernir lo que conocemos bien de lo que
no conocemos bien; […] entonces el positivismo es posición buena y
recomendable. (op. cit.: 1).
La obra escrita de Vaz Ferreira es,
fundamentalmente, la reproducción de sus conferencias, primero a maestros de
enseñanza primaria, y más adelante, al público universitario. El eje de su
exposición era el razonamiento aplicado a aclarar situaciones. Cita Ardao:
"Hacer nuevos argumentos, descubrir aspectos nuevos, es necesidad
secundaria al lado de la esencial de deshacer las confusiones" (op. cit.:
1).
Algunas maneras de
pensar que conducen a prácticas erróneas
Como parte de las tareas
correspondientes a su cargo, entró en contacto directo con la realidad de la
práctica educativa en las escuelas. A partir de sus observaciones elaboró las
reflexiones que podrían ayudar a cambiar los aspectos negativos. En sus
conferencias Vaz Ferreira se dedicó a discriminar e identificar, a través de
minuciosos razonamientos, una serie de errores pedagógicos observados en la
práctica de la enseñanza que, paradójicamente, podían cometerse a partir de
nociones acertadas. Presentaré cuatro de ellos que, aunque se relacionan
considerablemente entre sí, han sido abordados por el autor de manera
específica y en diferentes ocasiones. Ellos son: razonar mal, tomar por
contradictorio lo que es complementario, la exageración y la falsa
simplificación en pedagogía. A juicio de Vaz Ferreira, en el campo de la
enseñanza, una importante fuente de confusiones provenía de la particular
relación que se había instalado entre la Pedagogía y la Psicología. Al influjo
positivista, la Pedagogía se superponía a la nueva ciencia y adoptaba, sin más,
las conclusiones, aún escasamente afirmadas, de la Psicología. En su
conferencia Dos paralogismos pedagógicos y sus consecuencias, analiza, para el
caso de la relación entre Pedagogía y Psicología, esta causa de error que puede
aplicarse también en otros campos: razonar mal. En la misma expresa:
...se concibe que, cuando se pretende
sacar consecuencias de leyes o hechos, existan dos causas de error: la primera,
inevitable, dependerá de la deficiencia de los datos; la segunda, que podrá o
no agregarse a la primera, resultará del mal uso que se haga de esos mismos
datos, razonando mal y llegando a consecuencias que ellos no autorizan. En
todos los casos debe ser posible eliminar esta segunda causa de error. (Vaz
Ferreira, 1963a: 19).
A través de ejemplos presentados con
sumo detalle, expone cómo deberían vincularse ambas disciplinas indicando la
función y el valor de cada una:
Establecidas por la Psicología las
leyes del desenvolvimiento mental, la Pedagogía debe tenerlas en cuenta; pero
no para superponer sus planes a ese desenvolvimiento, sino, simplemente, para
no formular planes incompatibles con él. Y existen manifestaciones psíquicas de
las cuales la Pedagogía no debe preocuparse en absoluto, porque nacen y se
desarrollan naturalmente6;[…]
pero hay otras, relacionadas precisamente con los grandes fines de la moralidad
y de la inteligencia, con respecto a las cuales la educación, al
desenvolverlas, o al hacerlas nacer en su caso, debe tirar todo lo posible
hacia el ideal; a ella le toca ahora la iniciativa, para realizar su misión de
dar a cada hombre la mayor suma posible de humanidad. (Vaz Ferreira, 1963a:
23-24).
Al hablar de tender hacia el ideal, Vaz
Ferreira introduce su reflexión en un terreno que escapa a la visión sistémica
positivista, al identificar el ideal con “la mayor suma posible de humanidad”
(op. cit.: 24). No acepta la realidad tal y como se presenta. No es la ciencia
la que puede ofrecer la solución. El autor agrupa los problemas que le surgen
al hombre en dos tipos: problemas de ser, de explicación (entre los que
estarían los problemas que plantea la Psicología) y los problemas del hacer
(que tienen que ver con el modo de obrar, vinculados con cuestiones normativas
y de ideal, entre los que están los que plantea la Pedagogía). Mientras los
problemas de explicación, como los de las ciencias, podrían tener una solución
perfecta, al menos considerado teóricamente, con los problemas del hacer no ocurre
lo mismo. La solución de este último tipo de problemas exige una elección, y
ésta puede estar condicionada por numerosas variables (Vaz Ferreira, 1963b). El
error es considerar los problemas de la segunda clase como si fueran de la
primera. En el caso de la Pedagogía, pretender que la Psicología puede ofrecer
solución a todos sus problemas. Otra de sus conferencias a maestros
-titulada Dos ideas directrices pedagógicas y su valor
respectivo- tiene como hilo conductor la preocupación del autor por lo que
considera un mal hábito mental: “La humanidad tiene una gran tendencia –y es su
gran mal intelectual- a tomar lo complementario por contradictorio.” (Vaz
Ferreira, 1963a: 135). Vaz Ferreira parte de la noción de que en Pedagogía no
hay reglas absolutas sino ideas directrices que de acuerdo con la circunstancia
adquieren diferente grado de generalidad:
Entre esas ideas directrices hay dos
que en parte se completan, que en parte se oponen, y cuya importancia y
aplicabilidad es tan grande, que, con un poco de esfuerzo, podría concebirse
tal vez toda la Pedagogía como una especie de resultante, ya de la
concurrencia, ya del conflicto de esas dos tendencias. […]Una es la idea
directriz (tendencia o sistema) de escalonamiento. La otra es la idea directriz
(tendencia o sistema) de la penetrabilidad. (Vaz Ferreira, 1963a: 39-40).
Uno de los ejemplos que expone para
profundizar en la comprensión de ambas ideas directrices, es la utilización de
los materiales de lectura escolares, tanto de nivel primario como secundario y
aun superior. Vaz Ferreira distingue entre los textos y los libros. Se refiere
a los textos como escritos que contienen el material pedagógico escalonado,
adaptado a la edad, a las condiciones del alumno y a las necesidades del curso;
aquellos que fueron pensados expresamente para niños y jóvenes. Pone como
ejemplos obras de literatura para niños y manuales de estudio para cursos de
diferentes niveles. Los libros, en cambio, son obras que fueron escritas por
sus autores siguiendo sus motivaciones y sin imponerse límites ligados a una
finalidad didáctica o a la edad de sus lectores. Mientras los textos son
materiales cuya acción se ejerce en la edad y el tiempo para los cuales fueron
elaborados, el libro tiene el fermento del interés, es de acción continua,
durable. Por influencia de la obra de Berra y el predominio del positivismo de
escuela, el escalonamiento era la tendencia imperante. El propósito de Vaz
Ferreira consistió en introducir la fuerza educativa de la otra tendencia, la
de penetrabilidad. La única condición para que un material sea valioso
pedagógicamente, es que sea parcialmente inteligible. Si fuera totalmente
ininteligible no habría posibilidad de penetrabilidad, y si fuera totalmente
inteligible no podría dar cabida a la acción fermental. Respecto a la idea de
penetrabilidad, Vaz Ferreira hizo hincapié en la importancia de los estímulos
libres para la formación de una personalidad que busca, por propia iniciativa,
ampliar sus horizontes culturales:
El espíritu que se educa bajo una
disciplina fecunda, tiene en todo momento de su evolución, alrededor del
círculo de conocimientos adquiridos, una penumbra de ideas, de sugestiones, de
hipótesis; además de saber, entrevé, presiente; de aquí su progreso continuo
aun sin nuevos estudios; de aquí, también, su modestia. (Vaz Ferreira, 1963a:
56).
Buscar esa acción fermental, propiedad
de todo material penetrable, es lo que para Vaz Ferreira constituye uno de los
propósitos más importantes de toda acción educativa. Para profundizar en el
sentido de cada idea directriz, Vaz Ferreira realiza un análisis acerca de cómo
pensamos:
...recordemos previamente que la
inteligencia puede asimilar un conocimiento de dos maneras: 1ª, por asimilación
completa y sucesiva de las partes; 2ª, por una aprehensión de conjunto, que,
vaga e imperfecta al principio, se va concretando, aclarando y completando
después. Según los casos, o según el temperamento, los estudiantes emplean una
u otra de estas dos maneras de aprender; […] Pues bien: olvidar o no tener en
cuenta que la última forma de asimilación es posible, puede llevar a exagerar
la adaptación, la graduación, el ajustamiento. (Vaz Ferreira, 1963a: 44-45)
Con relación a la literatura dice Vaz
Ferreira que
Herbart señaló, con admirable acierto y
justeza, el inconveniente de la literatura preparada: «La intención misma de
hacer obra pedagógica echa a perder toda la literatura infantil». Entretanto, a
la obra propiamente literaria, cuando tiene la sola condición de ser accesible
y penetrable, «los niños la manosean, los mozos la leen, los hombres la
entienden y los viejos la celebran.» [Cita de El Quijote] Con la salvedad de
que Cervantes (que habla aquí de su propia obra) empequeñeció la parte de los
niños. (Op. cit.: 53).
En la misma conferencia analiza ambas
tendencias desde la perspectiva teórica y en la histórica, para demostrar que a
pesar de que pueden considerarse como opuestas, son en realidad,
complementarias. Desde el punto de vista teórico, la idea directriz de
escalonamiento apunta a “tener en cuenta la estructura del espíritu recipiente,
en la determinación de la manera de enseñar” (Vaz Ferreira, 1963a: 46-47). En
suma, “ese concepto es el de la Pedagogía misma”, por lo cual, no tendría
sentido negarlo en función de escoger la idea directriz de penetrabilidad. La
oposición se puede analizar, según el autor, “tomando las dos tendencias
aisladas, unilaterales, extremas: pero no tales como pueden ambas ser pensadas
o practicadas” (op. cit.: 46). Algo similar ocurre si se considera en forma
exclusiva la segunda tendencia, pues gran cantidad de materiales no son
inteligibles para los niños, y por lo tanto tampoco serían materia penetrable.
Los materiales no totalmente inteligibles poseen “una condición especial de
estímulo, interés y vigorización que desaparece con el predominio excesivo del
otro sistema...” (op. cit.: 47). Las dos ideas directrices aparecen nuevamente
en su trabajo sobre Los dos fines de la enseñanza secundaria. Se pregunta Vaz
Ferreira si “cumple o no con su deber cuando se limita a suministrar […], como
único o casi único, alimento espiritual, una enseñanza puramente reglada.” (Vaz
Ferreira, 1963a:71-72). Y agrega:
Por el eterno sofisma de falsa
oposición, podríamos sentirnos inclinados a una prédica o a una declamación
contra la enseñanza reglada, contra los textos y los programas, contra las
clases regulares, contra el trabajo metódico, contra la tarea diaria de todos
esos profesores que marcan y toman sus lecciones… El mal (del que yo deseo
hablar) no es el de hacer eso, sino el de no hacer más que eso. (Op. cit.:72)
Por lo tanto, los que llama fin reglado
y fin fermental, constituyen las dos misiones indispensables de la enseñanza
secundaria. El resultado de la labor pedagógica puede depender de la acertada
aplicación de ambos fines o ideas directrices según las circunstancias. Pero
encontrar ese justo grado no es tarea sencilla. Lo que el autor procuraba era
que los docentes comprendieran el valor de cada idea directriz y desarrollaran criterios
propios para su aplicación. De este modo, el docente podría valorar la noción
de complementariedad de las ideas y, al mismo tiempo, evitar las exageraciones
cuando una idea parece acertada. A concientizar sobre el peligro de la
exageración dedicó Vaz Ferreira otra de sus conferencias: La
exageración en Pedagogía. En ella plantea un razonamiento que involucra dos
maneras de equivocarse:
la primera es concebir ideas falsas; la
segunda es concebir ideas verdaderas, pero llevarlas más allá del punto, del
grado, del término justo en que son verdaderas y buenas. La primera forma de
error es seguramente más grave, pero por lo menos es franca y fácil de revelar.
Mucho más peligrosa, precisamente porque es más insidiosa, es la segunda.
Concibiendo ideas verdaderas, fecundas, pero violentándolas, llevándolas más
allá del punto preciso, u olvidando otras ideas verdaderas y fecundas que
pudieran contrabalancear y corregir a aquéllas. (Vaz Ferreira, 1963a: 120-121).
Para ejemplificar utiliza una obra de
Spencer, La educación, de amplia difusión en la época. A juicio del autor, la
misma se basa en numerosas ideas verdaderas y fecundas al tiempo que reconoce
en ella, un ejemplo de defensa de la ciencia. Sin embargo, también sostiene que
constituye un ejemplo del error por exageración, al que dedica su conferencia.
Sostiene que Spencer
no se preguntó en qué grado había que
estudiar las ciencias, los idiomas, las artes, sino que se preguntó, o poco
menos, qué había que elegir. De aquí resulta que toda esta primera parte del
libro está escrita en un estado de espíritu hostil a los idiomas y a las artes,
y llena, por esto, de errores y deficiencias de razonamiento. (op. cit.: 122).
Por último, un cuarto error es
precisamente el que le da título a otra conferencia: La falsa
simplificación en Pedagogía. En ella, analiza las reglas de la
enseñanza expuestas por Berra en su proyecto de organización de los estudios
para el Ateneo de Montevideo. Ninguna de las leyes recibe una crítica absoluta,
pues considera que cada una de ellas parte de ideas buenas, correctas,
extraídas de algún campo científico. Pero en tanto reglas absolutas son, a su
juicio, fruto de una sistematización prematura. La importancia de esta
conferencia radica en el análisis de las consecuencias que acarrea el realizar
falsas simplificaciones. Ellas son, por un lado “la tendencia a producir
conceptos falseados o exagerados, aun partiendo de las ideas buenas” (Op. cit.:
221). Por el otro, “la creación o la fortificación del estado de espíritu
dogmático” (Op. cit.: 221). Y agrega una tercera: “Es obvio que si yo creo, a
consecuencia de una de estas sistematizaciones de carácter absoluto en que todo
se me da como resuelto, que poseo la verdad, mi curiosidad muere.” (Op. cit.:
222). Dado el formato oral y la finalidad didáctica de sus conferencias, no es
posible resumir las ideas de Vaz Ferreira, ni expresarlas en una apretada
síntesis. De acuerdo con Claps, el propio autor sostiene que sus conferencias
estaban pensadas en dos planos: “uno más profundo y teórico, de investigación y
demostración; el otro más superficial y práctico, de explicación, enseñanza y
prédica” (1996: 85). Para el propio Claps se trata de:
obras “penetrables”, que a partir del
nivel didáctico van alcanzando grados de profundidad creciente. Esta característica
dificulta la tarea interpretativa ya que hay que separar un plano del otro, y
el lugar de separación es difícil de precisar pues los pasajes no tienen
solución de continuidad. (Op. cit.: 85).
No obstante, podemos escoger algunas ideas que consideramos
fundamentales en su concepción pedagógica y que podrían reflejar lo que aquí se
ha expuesto: No hay reglas fijas, no hay métodos únicos; siempre, cada método
es uno entre todos los posibles. El balance, el equilibrio, no se consiguen con
fórmulas, tampoco con alguna proporción, sino con una ponderación sabia de cada
circunstancia. Encontrar el punto en el cual el valor de una idea cambia, no
puede ser tarea del teórico únicamente, sino, sobre todo, de quien es sujeto de
la intervención docente. De ahí la importancia que le atribuye a la observación
de los hechos y a la experimentación.
Su actuación como miembro de la
Dirección de Instrucción Pública
En el cumplimiento de sus labores político
administrativas como miembro de la Dirección de Instrucción Pública, Vaz
Ferreira ha mostrado coherencia en relación con la concepción expuesta en sus
conferencias. Podemos dar cuenta de ello con dos ejemplos7.
El primero es el informe sobre la consideración de un programa de Moral a ser
aplicado en el Instituto Normal de Varones:
El programa de moral
que presenta el Sr. Director debe aprobarse. Es una especie de resumen
sintetizado de plan seguido por H. Spencer en su moral […]. Una sola
observación haré aquí, y es la siguiente: bien está que, entre todos los
autores y entre todos los sistemas, se escoja alguno determinado como guía de
la enseñanza […]. Pero sería funesto a mi juicio, imponer dogmáticamente una
moral determinada por elevada que sea y por sólida que parezca […]. Los alumnos
tienen que saber, de todos modos, que, además de la moral de la utilidad, hay
otros sistemas; que además de Spencer, otros hombres han pensado, y no han
coincidido con sus ideas (Vaz Ferreira, 1904: 1, subrayado en el original).
El otro ejemplo tiene que ver con la práctica
docente en el Instituto Normal de Señoritas:
cada vez lamento más
que esa Corporación haya tenido la condescendencia de acceder a la supresión de
la práctica en primer año. [Pero] aunque los aspirantes no debieran, en el
primer año, dirigir niños ni enseñar, siempre deberían ver: ver escuelas, estar
en escuelas, ver niños de escuela y maestros de escuela, respirar atmósfera de
escuela; ver como se enseña realmente, en la escuela real, por maestros reales
a niños reales, de carne y hueso; no a niños inventados por el pedagogista de
acuerdo con la psicología y la lógica, o con su psicología o su lógica. (Vaz
Ferreira, 1909: 3, subrayado en el original).
Podemos ver en el primer fragmento la importancia
que le otorga Vaz Ferreira a la formación de criterios propios en el individuo
a partir del conocimiento adquirido. Y en el segundo, que esos criterios no
pueden ser fruto de una reflexión puramente teórica, sino que deben ser fruto
de la reflexión confrontada a los problemas reales.
Proyección de su obra en la educación
uruguaya
Al realizar un análisis del aspecto
pedagógico de la obra de Vaz Ferreira, De Giorgi se expresaba así: “La crítica
de Vaz Ferreira fue tan demoledora que la pedagogía de Berra pasó sin trámite,
a transformarse en una curiosidad histórica, en un punto de los programas de
historia de la escuela uruguaya, sin ninguna vigencia en la realidad educativa
nacional.” (1972: 26) Pero no se trataba de sustituir un sistema por otro, sino
de incorporar una nueva manera de pensar, otros hábitos mentales que
permitieran encarar la historicidad de los problemas a los que constantemente
se enfrenta la educación. Sostiene De Giorgi que el valor fermental de las
acciones y los materiales educativos es un concepto que ha quedado, como el
propio vocablo, incorporado “en forma definitiva al léxico pedagógico nacional”
(op. cit.: 23). En el mismo sentido, agrega: “podemos decir, sin riesgo de
exagerar, que en nuestras escuelas y en los institutos normales, se han leído
muchas más obras originales y se han gustado directamente formas superiores del
arte, […] como consecuencia de las ideas sostenidas por Vaz Ferreira.” (Op.
cit.: 27)
Acosta sostiene que “el filosofar es en Vaz Ferreira ciertamente, un modo de pensar. Pero este modo de pensar se articula de un modo, ni exterior ni artificial, con un modo de sentir y con un modo de actuar”. (1996: 154) En Lógica viva (1910) Vaz Ferreira distingue entre pensar por sistemas y pensar por ideas para tener en cuenta. “El pensar por sistemas, -analiza Acosta- entendiendo por tal los sistemas filosóficos al modo del positivismo, […] hace correr el riesgo de perder la posibilidad de conocer efectivamente la realidad al intentar forzar a la misma a quedar encuadrada dentro de la red conceptual del sistema.” Y más adelante señala: “El pensar por ideas a tener en cuenta, […] implica una revolución espiritual en la que el tejido de la red conceptual se modifica en el curso de la experiencia para poder dar cuenta de esa realidad que desborda su inevitable geometría.” (1996: 157-158). Vaz Ferreira vinculó la pedagogía con la filosofía, incidiendo en la formación docente nacional. Sostiene De Giorgi: “es difícil tender una línea de separación entre su pedagogía y su filosofía.” Y agrega: “Toda filosofía culmina en una pedagogía, dice Dilthey, pero en Vaz Ferreira fue distinto, no hubo culminación, sino convivencia constante entre el filosofar y el educar; para él eran la misma cosa.” (1972: 24) La crítica a la Pedagogía de Berra se dio desde que fue formulada, por parte inclusive de sus propios compañeros de la SAEP. Sin embargo, según reconocía Julio Castro en 1941, la que contribuyó a su derrumbe provino de la pluma de nuestro autor:
Acosta sostiene que “el filosofar es en Vaz Ferreira ciertamente, un modo de pensar. Pero este modo de pensar se articula de un modo, ni exterior ni artificial, con un modo de sentir y con un modo de actuar”. (1996: 154) En Lógica viva (1910) Vaz Ferreira distingue entre pensar por sistemas y pensar por ideas para tener en cuenta. “El pensar por sistemas, -analiza Acosta- entendiendo por tal los sistemas filosóficos al modo del positivismo, […] hace correr el riesgo de perder la posibilidad de conocer efectivamente la realidad al intentar forzar a la misma a quedar encuadrada dentro de la red conceptual del sistema.” Y más adelante señala: “El pensar por ideas a tener en cuenta, […] implica una revolución espiritual en la que el tejido de la red conceptual se modifica en el curso de la experiencia para poder dar cuenta de esa realidad que desborda su inevitable geometría.” (1996: 157-158). Vaz Ferreira vinculó la pedagogía con la filosofía, incidiendo en la formación docente nacional. Sostiene De Giorgi: “es difícil tender una línea de separación entre su pedagogía y su filosofía.” Y agrega: “Toda filosofía culmina en una pedagogía, dice Dilthey, pero en Vaz Ferreira fue distinto, no hubo culminación, sino convivencia constante entre el filosofar y el educar; para él eran la misma cosa.” (1972: 24) La crítica a la Pedagogía de Berra se dio desde que fue formulada, por parte inclusive de sus propios compañeros de la SAEP. Sin embargo, según reconocía Julio Castro en 1941, la que contribuyó a su derrumbe provino de la pluma de nuestro autor:
Vaz Ferreira demostró los excesos en
que había incurrido Berra al superponer la psicología a la pedagogía; demostró
también la inestabilidad de la segunda, pasando la primera por un amplísimo
proceso de revisión. Demostró la artificiosidad científica de su sistema y la
exageración de sus exclusivismos; probó que el trabajo escolar, sometido a las
leyes de Berra, era forzado y necesariamente tortuoso. (Castro, 2007: 80).
Castro destaca asimismo un aspecto que
revela la vigencia de la crítica de Vaz Ferreira, al señalar que la misma “no
es el fin, sino el medio para mostrar rumbos nuevos y, sobre todo para insistir
en la relatividad de los procesos y las leyes psicológicas y pedagógicas.”
(Castro, 2007: 80) Ninguna época está libre del peligro de los exclusivismos.
Para enfrentarlos, es útil recuperar el pensamiento de Vaz Ferreira por su
permanente actualidad. Al profundizar en su razonamiento es inevitable el
planteo de varias interrogantes: ¿Cómo se define el ideal? ¿Es el mismo para
todos? ¿Cómo nos aseguramos que todos puedan alcanzar la mayor suma posible de
humanidad? Entramos en el terreno de la política, de la elección, de los
problemas de hacer.
La importancia de volver a profundizar sobre la obra de quienes forjaron las bases de las instituciones educativas de las que somos deudores, va más allá del merecido reconocimiento, y se fundamenta en la necesidad de conocer la obra y su historicidad para mejor interpretar el pasado, pero también el presente. La histórica condición normalizadora de la educación y de la formación docente tienen en la obra de Vaz Ferreira un parcial pero continúo cuestionamiento, al mismo tiempo que una propuesta de superación.
La importancia de volver a profundizar sobre la obra de quienes forjaron las bases de las instituciones educativas de las que somos deudores, va más allá del merecido reconocimiento, y se fundamenta en la necesidad de conocer la obra y su historicidad para mejor interpretar el pasado, pero también el presente. La histórica condición normalizadora de la educación y de la formación docente tienen en la obra de Vaz Ferreira un parcial pero continúo cuestionamiento, al mismo tiempo que una propuesta de superación.
1 La definitiva
separación de la Iglesia y el Estado se produciría con la nueva Constitución de
1918.
2 La Dirección de
Instrucción Pública fue creada por el Decreto-Ley de Educación Común en 1877 y
sustituyó al anterior Instituto de Instrucción Pública creado en 1847.
3 En 1877 el
gobierno de Latorre instauró la libertad de estudios y luego
suprimió los cursos preparatorios de la Universidad. Esta medida provocó un
intenso movimiento de organizaciones literarias y científicas las cuales
oficiaron al mismo tiempo como tribunas de discusión y como verdaderas
universidades populares. Véase Bralich (1996).
4 Ardao
menciona Los problemas de la libertad (1907), Conocimiento
y acción (1908), Moral para intelectuales (1908), El
Pragmatismo (1909) y Lógica Viva (1910).
5 Sobre la
creación de neologismos en Vaz Ferreira, véase Claps (1972).
6 Esta idea se
reitera en el texto. Debemos señalar que el autor realiza una precisión al
respecto: “Entiéndase bien: sin necesidad de ayuda ni dirección deliberadas
y conscientes, pues claro es que, con la potencialidad espontánea, concurre
continuamente la acción del medio exterior para producir el desarrollo”. (Vaz
Ferreira, 1963: 36.).
7 Agradezco el
aporte de José Basilio y Graciela Sobrino, archivólogos del A.H.II.NN.
Bibliografía
1. Acosta, Yamandú (1996). El filosofar
latinoamericano de Vaz Ferreira y su visión de la Historia. En Andreoli, Miguel
(Comp.) Ensayos sobre Carlos Vaz Ferreira. Montevideo: Universidad de la
República-FHCE, pp.153-180.
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2. Ardao, Arturo (1999). Introducción a
Vaz Ferreira. En Brando, Oscar (Coord.). Literatura uruguaya y sociedad
(historia y crítica) Montevideo: Editorial Cal y Canto. Disponible en http://letrasuruguay.espaciolatino.com/vaz_ferreira/introduccion_a_vaz_ferreira.htm [ Links ]
3. Batlle y Ordóñez, José (1969). Con
el señor Batlle y Ordóñez (entrevista) En Cuadernos de Marcha Nº 32, diciembre
de 1969. Montevideo: Marcha, pp. 8-13.
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de Educación. Disponible en www.juliocastro.edu.uy/BANCO%20FIJO_MEC.pdf [ Links ]
6. Claps, Manuel (1996).
Caracterización de la filosofía de Vaz Ferreira. En Andreoli, Miguel (Comp.)
Ensayos sobre Carlos Vaz Ferreira. Montevideo: Universidad de la
República-FHCE, pp. 83-88.
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7. Coll Cárdenas, Marcelo David (2009).
Francisco Berra y la educación positivista en el Uruguay (1874-1882). [En
línea] Anuario del Instituto de Historia Argentina, 9. Disponible en: http://www.fuentesmemoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.3920/pr.3920.pdf [ Links ]
8. De Giorgi, Diógenes (1972). El
pensamiento pedagógico de Vaz Ferreira. Cuadernos de Marcha Nº 64 Agosto, 1972.
Montevideo: Marcha, pp. 23-30.
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9. Palomeque, Agapo (2012) José Pedro
Varela y su tiempo Tomo 5. Montevideo: Administración Nacional de Educación
Pública - Consejo Directivo Central - Consejo de Formación en Educación,
Tradinco. [ Links ]
Fuentes primarias
Vaz Ferreira, Carlos (1909) Informe de
abril 15, Montevideo. En A.H.II.NN.//Archivo Histórico de los Institutos
Normales. Fondo Instituto Normal de Señoritas. Serie Notas recibidas, 1909
Carpeta 12 (hojas 3 a 8)
Vaz Ferreira, Carlos (1904) Informe de
enero 2, Montevideo. En Comunicado Nº 4210, enero 30 de 1904. Archivo Histórico
de los Institutos Normales. Fondo Instituto Normal de Varones.
Vaz Ferreira, Carlos (1963a). Estudios
Pedagógicos. Montevideo: Homenaje de la Cámara de Representantes de la
República Oriental del Uruguay, Tomo XVII.
Vaz Ferreira, Carlos (1963b). Lógica
Viva. Montevideo: Homenaje de la Cámara de Representantes de la República
Oriental del Uruguay, Tomo IV.
Recibido:
1 de marzo de 2015
Aceptado: 31 de julio de 2015.
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